Desde siempre, el ser humano ha usado sus pasos para buscar. Ha buscado nuevos espacios, nuevos territorios, nuevos horizontes y ha buscado descubrir lo que son.

Siempre caminando, aun cuando dominó las bestias y pudo subirse en ellas. Hoy, al menos en lo que denominamos primer mundo, nos llevan, nos llevan sobre ruedas o sobre alas y cambiamos de lugar y de escenario, sin que nuestra frente quede perlada del esfuerzo hecho; y en ello hemos ganado y perdido algo. Ganado rapidez y, quizás, perdimos el camino.

Sorprende cómo en ese descubrimiento, ese ir más allá una y otra vez, el ser humano fuese habitando todos los lugares de la Tierra, incluidos los más inhóspitos.

¿Qué nos impulsó a llevar un pie delante del otro hasta el fin de lo conocido, el fin de la Tierra? ¿Qué nos indujo a adentrarnos en lo desconocido? Tal vez se trate de lo más simple, de el camino, de la búsqueda sin más. Eso es lo que el ser humano dona al universo, sus pasos, su anhelo, su elección de cuál es el lugar del horizonte al que se dirige.

El Camino Universal nos sitúa en los albores de los tiempos porque somos herederos de todos los caminantes y nos sitúa en el tiempo presente, en nuestras propias elecciones, en nuestro esfuerzo, en nuestros pasos; en el que la mirada que cada uno aportamos es tan rica como cada una de las piedras que nos soportan, todas son bienvenidas, todas son importantes, para crear un proyecto, una gran obra. Y es que, somos buscadores en acción y nuestros pasos, inspiraciones y latidos de nuestro corazón dan la medida de ello. Si, en íntimo gesto, enlazamos con la belleza del paisaje y de las gentes, andar será un placer al que todos estamos invitados.

Ven al Camino Universal

Artículo de Jesús Fernandez. Guía de la Vía de Asia en el Camino Universal a Santiago